sábado, 29 de marzo de 2014

paisaje desértico

 
Un desierto es un bioma que recibe pocas precipitaciones. Tienen reputación de poseer poca vida, pero eso depende de la clase de desierto; en muchos existe vida abundante, la vegetación se adapta a la poca humedad (matorral xerófilo) y la fauna usualmente se esconde durante el día para preservar humedad. El establecimiento de grupos sociales en los desiertos es complicado y requiere de una importante adaptación a las condiciones extremas que en ellos imperan. Los desiertos forman la zona más extensa de la superficie terrestre: con más de 50 millones de kilómetros cuadrados, ocupan casi un tercio de ésta. De este total, 53 % corresponden a desiertos cálidos y 47 % a desiertos fríos.
 
Los desiertos se encuentran en todo el mundo. Los hermosos paisajes que forman los desiertos con el sol radiante y las arenas finas son uno de los mejores ángulos que se pueden apreciar en estos lugares. Los desiertos más conocidos se encuentran en Africa.


 
Los procesos de erosión son factores de suma importancia en la formación del paisaje desértico. Según el tipo y grado de erosión que los vientos eólicos y la radiación solar han causado, los desiertos presentan diferentes tipos de suelos: desierto arenoso es aquel que está compuesto principalmente por arena, que por acción de los vientos forma las dunas, desierto pedregoso o rocoso es aquel cuyo terreno está constituido por rocas o guijarros (este tipo de desiertos suele denominarse con la palabra árabe

 
Los desiertos pueden contener valiosos depósitos minerales que fueron formados en el ambiente árido, o fueron expuestos por la erosión. En las zonas bajas se pueden formar salares. Debido a la sequedad de los desiertos, son lugares ideales para la preservación de artefactos humanos y fósiles.
También se define desierto como un lugar despoblado, no habitado por humanos ni apenas por ser vivo alguno. Según esta definición, también son desiertos los situados en climas más fríos, como el ártico o la tundra.

 
Gran parte de todos los desiertos del mundo se ubican en zonas caracterizadas por las altas presiones constantes (ver: anticiclón), condición que no favorece a la lluvia. Entre los desiertos de estas zonas están: los desiertos del Sáhara (el más extenso de la Tierra), Kalahari, Namib y del Ogaden en África; los desiertos Arenoso, Victoria en la mayor parte de Australia; los desiertos de Gobi Kara Kum, Takla Makán, de Arabia, Rub Al Jalí, de Siria, de Judea, Sinaí-Néguev en Asia, y los desiertos de Arizona-Sonora, Mojave, Atacama (el más árido del planeta), de Sechura y los Médanos de Paraguaná en América.
Gran parte de los desiertos se deben a su continentalidad, es decir, su extrema distancia del mar: por ejemplo, el de Gobi y los demás del Asia Central. No llegan hasta ellos los vientos húmedos que provienen de los océanos.
Los desiertos de las costas occidentales del sur de África y de América del Sur se ven afectados por la presencia de corrientes oceánicas frías que provocan baja hidratación en la atmósfera

 
Los desiertos costeros se localizan generalmente en los bordes occidentales de continentes próximos a los trópicos de Cáncer y de Capricornio. Están influidos por corrientes oceánicas costeras frías que discurren paralelas a la costa. Debido a los sistemas de viento locales que dominan los vientos alisios, estos desiertos son menos estables que los de otro tipo. Durante el invierno, la niebla, producida por corrientes frías ascendentes, cubre frecuentemente los desiertos costeros con un manto blanco que bloquea la radiación solar. Los desiertos costeros son relativamente complejos, pues son el producto de sistemas terrestres, oceánicos y atmosféricos. Un desierto costero, el de Atacama, en Chile, es el más seco de la Tierra. En él, una lluvia posible de ser medida —es decir, de 1 mm o más— puede tener lugar una vez cada 5, 20 o hasta cada 400 años

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